BIENVENIDOS

Bienvenidos a este rincón literario, en el que la obra que nos ocupa es
una creación aún en desarrollo a modo de blog novela, donde volando décadas
hacia un futuro que un día llegará, descubrimos una sociedad altamente
tecnificada, pero en la que aún sigue existiendo un gran abismo social entre
unos y otros...más aún si desarrollan una mutación de un gen que les permite
hacer cosas excepcionales -Los avariciosos no lo podrían dejar
pasar...


Poneos cómodos...y cuidado con quién descubre qué secretos duermen en vuestro código genético.

Lucy F - Rosy Martínez Tello

domingo, 18 de noviembre de 2012

III - MIRANDA

Hola a todo el mundo, yo soy Rosy la otra escritora de esta blog-novela, encantada de conoceros a todos y espero que os guste la historia y que consigamos manteneros atentos/as a ella.

Sin más os dejo un nuevo capítulo de esta historia, un saludo y a disfrutar ;)




III-Miranda.

 
 Miranda abrió los ojos al sentir un cosquilleo en su interior y tras sopesar lo que eso podía ser rompió a reír alegremente:

--Lo sabía, estaba segura de ello, no podrías controlarte por siempre, he de reconocer tú merito Jake, casi tres años es mucho tiempo.

Miranda se levantó de la cama en la que se encontraba recostada y abandonó su cuarto, al llegar al salón, se encontró con Jhos a la espera de que le sirvieran el desayuno, se acercó a él y tras besarlo en los labios sonrió pícaramente y declaró:

--Te tengo un presente querido.

Jhos dejó de leer las proyecciones que tenía ante él y centró sus verdes ojos en los marrones de ella:

--Mi querido hermanito está en la bulliciosa y pobretona Londres.

--¿Cómo puedes estar tan segura?

Miranda besó los labios de este, se sentó encima de la mesa de cristal y cogió una las tazas:

--No quieras saber todos mis secretos Jhos, sé muy bien que solo mientras te sea necesaria estaré aquí, y para conseguir lo que quieres, me necesitas a mí, hasta ahora solo Jake a servido para tus propósitos, mientras me tengas cerca, podrás tener alguna posibilidad.

--Alguien más aparecerá algún día Miranda, tú asqueroso y anormal hermano no puede ser el único.

--¿Cuántos años crees que puedan pasar hasta que aparezca otro como él?, de todas formas no peleemos Jhos, sé donde está, ahora solo tenemos que ir en su búsqueda, y cuando lo tengamos de regreso, le enseñaré que no debe ser un niño travieso.

Miranda se bebió todo el contenido de la taza, bajó de la mesa con agilidad y dejó allí a Jhos, mientras en su rostro brillaba una sonrisa de satisfacción, cuando Jake estuviera de regreso, todo sería muy diferente.

                                                                  * * *

--¡¡¡Nooo!! ¿huh? ¿Mar? -dijo Jake aún sobresaltado mientras sentía el sudor que caía por su frente- ¿qué haces aquí?


Fue entonces cuando Jake recordó lo que había sucedido la noche anterior. Mar se había quedado con ellos después del accidente con el motor que lo dejó en evidencia. Ahora todo parecía como un sueño, se había ido a acostar y se había quedado profundamente dormido, a merced de las pesadillas que afloraban quitándole las horas de descanso. Pero antes, sí… Lo habían hablado. Había sido sorprendido al conocer que no era el único, que Mar era como él y que al abuelo no le importaba y le seguía tratando como una persona…

--El desayuno está listo –sonrió Mar, y salió de la habitación.

Jake se aseó y se puso la ropa de trabajo, no tardando en unirse a la acogedora mesa en la que hoy estaba Mar como nueva invitada, y con ella habían aparecido también nuevos platos con sugerentes contenidos: crepés, huevos escalfados y bacon llamaron la atención de Jake que se apuró a servirse.

El abuelo sonrió. Pareciera que le gustaba verle comer…Mar estaba sonriente, mientras también comenzaba comer.

--¿Más tranquilo Lobo Gris?

Jake asintió con la cabeza. Se sentía un poco abrumado por los últimos acontecimientos, incluyendo que una chica le hubiera despertado. Aunque fuera la nieta del abuelo… el pensamiento le hizo sonrojarse.

--Aquí estás seguro –continuó el abuelo- y no tienes nada que temer. Esa mutación existe en mi familia, Lobo Gris, mi nieta es la viva muestra, y tú…desde que te conocí, siempre has sido mi familia. Lo seguirás siendo.

Aquellas palabras amables eran un bálsamo para el alma de muchacho, una mezcla de medicina y felicidad entremezclada. Mar le contó muchas cosas sobre ella misma que Jake nunca hubiera imaginado, sus ojos ámbares y su pelo rubio trigo transmitían la imagen de una “niña bien”, más cuando se enmarcaban en un rostro casi infantil. Jake se avergonzó internamente por haberla juzgado como una niña inexperta libre de sufrimiento… Pues de ella nada sabía.

Los talentos de Mar se descubrieron un día por azar, cuando ésta aún acudía a la guardería. Los responsables de los centros educativos estaban bien informados de las posibles señales de “individuos con cualidades especiales por mutación gen-mod”. Ese fue el inicio de la pesadilla de su más tierna infancia y la separación de sus padres, que apoyaban la experimentación en la pequeña, a la par que expresaban su disgusto porque, según ellos, no sabían qué habían hecho mal.

El abuelo interrumpió la conversación de triste tono para animar a los chicos:

--En fin, par de vagos, es hora de trabajar;-- y guiñando el ojo se dirigió a Jake mientras continuaba: ¿Qué Lobito que sabe de mecánica me va a ayudar ahora a con los trabajos de reparación de autos de propulsión aérea en un santiamén? ¡Chico, nos vamos a hacer ricos!

Mar rió alegremente y Jake se encogió de hombros:

--Haré lo que pueda, abuelo.

--Voy a buscar el matinal, ¿necesitas algo más abuelo?

Jake vio como este negaba a la pregunta de Mar, tras dedicarles una sonrisa a ambos, esta se marchó, y él siguió disfrutando de su desayuno, no todos los días era así, pues debía de dar crédito a la chica, uno que el abuelo no tenía. Sabía cocinar.

--Hoy nos centraremos en lo básico chico, no tengo ganas de matarme a trabajar, es Viernes y creo que ya he dado bastante el resto de la semana.

Aún con la boca llena de bacon Jake asintió a sus palabras y cuando consiguió pasar todo agregó:
--No hay problema, pero el auto de Juan hay que dejarlo preparado, le dijiste que se pasara hoy que estaría más que listo.

El abuelo puso mala cara y murmuró: --Maldición, lo había olvidado. Esto no entraba en mis planes de hoy. –se terminó de un último sorbo el contenido de su taza y la depositó en la mesa, se puso en pie, miró a Jake y preguntó: --¿Cuánto crees que tardarás?

Sus ojos y los del abuelo se encontraron, Jake se quedó mirando a este por unos instantes, ¿cuánto tardaría él?, El abuelo nunca lo había dejado arreglar uno de los autos de propulsión aérea a él solo, ¿por qué ese cambio?

--¿Y bien?

--Yo, bueno, creí que solo ayudaría como siempre… no pensé que…

--Lobo gris termina y baja, por supuesto que lo harás solo, eso no quita que yo le dé un repaso antes de entregar el mismo al dueño, no queremos accidentes no deseados.

El abuelo siguió el mismo camino que Mar había cogido anteriormente, dejando a Jake completamente solo en la pequeña y acogedora cocina.

Se mantuvo allí sentado unos momentos y una pequeña sonrisa se apareció en su rostro, era una sonrisa que pocas veces se podía apreciar en el semblante de Jake, pues no contaba con muchas ocasiones de poder enseñarla, una repleta de sincera felicidad, ¿cómo había podido dudar de que su vida con el abuelo fuese a cambiar?, rápido como nunca se puso en pie y corrió hacía el taller, era cierto que ese desayuno era el mejor que había probado en años, pero la oportunidad que le brindaban de poder demostrar que el abuelo no había perdido su tiempo era superior.

Nada más poner un pie en el taller divisó al abuelo arreglando un freno de uno de los autos, él buscó su objetivo y lo localizo tapado, caminó hasta este y sonrió, tiró de la manta y se encontró con uno de los autos de propulsión más novedosos, los que más le gustaban a él, y los que el abuelo había dejado claro que deseaba que no tocara. El color del mismo era blanco metalizado, Juan siempre había tenido buen gusto, era uno de los habituales del abuelo y a él siempre lo había tratado con amabilidad.

Las herramientas que necesitaba estaban ya colocadas en su sitio, entendió que el abuelo ya tenía aquello pensado de antes, cogió una de ellas y se puso manos a la obra, el auto quedaría listo para antes de terminar la mañana, se ocuparía de eso personalmente.

* * *

Odiaba Londres, esas calles infectadas de gente, ese olor de podredumbre, y más en esa zona, debería de haberlo supuesto, Jake se encontraría en el lugar que ella más detestara.

Se miró fijamente al espejo, una joven de unos veintisiete años le devolvió la mirada, unos ojos marrones enmarcados en un rostro fino, delgado y algo anguloso, su cabello en media melena de un rojo oscurecido, el único rasgo que compartía con su hermanito, aunque sus padres siempre decían que se parecían mucho, y debía reconocer que todo el mundo los identificaba como hermanos casi al instante.

Sonrió, mejor, eso significaba más facilidad para encontrarlo, sus ropas eran acordes a la última moda, aunque en esos momentos la había tenido que cambiar por una del siglo pasado, pues en los bajos fondos sin duda no sabrían que la moda había cambiado.

Miró a su alrededor, era hora punta, en esos momentos habría un montón de gente por las calles y los autos se divisaban por todas partes, había ofrecido una muy buena cantidad a las autoridades del lugar, además de agregar una recompensa aún más jugosa a aquél que encontrase a Jake primero.

Alargó su mano y se hizo con un abrigo, para colmo de males el día se había puesto sensiblero y no dejaba de llover, sin mirar una sola vez hacía el interior de la inmunda habitación que ocupaba, salió de esta, comenzaba la cacería, recorrió el pasillo y cuando contó la cuarta puerta alargó sus manos a derecha e izquierda y llamó a ambas puertas a la vez, dio tres pasos más y repitió la operación, cuatro puertas se abrieron, y cuatro chicos aparecieron en las mismas:

--Vamos chicos, juguemos un poco en el parque que Jake ha escogido para nosotros.

Caminaron siguiéndola a ella de cerca, salieron del edificio llamando solo la atención de un hombre que pasaba por allí, el cual se recreó bastante en el cuerpo de Miranda y se perdió por unos segundos en sus ojos marrones, cuando esta desvió la mirada buscando una calle en particular, el tipo negó y siguió su camino como si nada.

Los cinco llegaron al barrio que buscaban antes de lo que ella misma había planeado, se fijó en que las calles estaban repletas de carteles y que había matinales por todas partes, sí, sin duda no se marcharía sin tenerlo para ella, cogió uno de los matinales y lo observó, era una foto de cuando tenía doce años, pero en tres años no podía haber cambiado tanto:

--Parece ser una persona dulce, ¿por qué es tan peligroso?

Miranda miró a la chica que miraba la fotografía tras de su hombro, se apartó lo justo para que ella la viera mejor:

--¿Te gusta Érida?

Esta enrojeció y negó rápidamente:

--No he dicho eso, solo digo que no aparenta ser una amenaza tan grande, ¿qué edad tiene doce, quizás trece?, es un año menor que yo, así que no encuentro que pudo hacer tan grave.

--Los niños crecen Érida, y este en particular, ya es mayor que tú, no llegaste a conocerlo, ¿quieres saber el motivo?, verás, Jake, se fugó del hogar que le dimos, y ocasionó que varios de vosotros tuvieran serios problemas por ello, incluso consiguió que mataran a dos de los nuestros y un tercero desapareció, eso lo hizo con doce años, ahora cuenta con quince, ¿qué crees que puede hacer este angelito que tú ves?

Érida la miró con sus enormes ojos agua marina y negó consiguiendo que su trenza negra azabache se moviera en el proceso, era una joven de catorce años que había llegado a sus manos de forma muy apropiada, había sido maltratada e incluso había sufrido abusos de mil formas diferentes, sus padres la consideraban un monstruo sin escrúpulos y ellos no habían tenido a la hora de querer deshacerse de ella, temían que el gobierno quisiera matarlos por crear semejante espécimen, y lo peor de todo es que ella no contaba con el gen-mod.

Sus padres creían que sí, por el color de ojos tan peculiar de la muchacha, pero si bien era cierto que ella no contaba con el gen, había resultado una joya de mucho valor, de una rareza casi igual a la de Jake, pero más reemplazable.

--No lo sé, ¿cómo puedes estar tan segura de que él está aquí?

Miranda la apretó agarrándola sobre el hombro y vio como ella aguantaba para no dejar traslucir una expresión de dolor, sabía que le estaba haciendo daño:

--No quieras saber más de la cuenta Érida, saber no siempre es una virtud.

Le sonrió como si nada y la soltó, vio que retenía un suspiro de alivio y apartó la mirada de ella, ilusa.

Cuando Érida llegó a sus manos, la trató con paños de oro, y la convirtió en su juguete personal, una marioneta en su poder, ella había aceptado de buen grado exponerse a algunas pruebas, después de todo, siempre la habían despreciado por ese gen, ¿qué importaba poseerlo en verdad?, pero no había terminado de cuajar, aunque era una cobaya interesante de observar.

--Buscadlo y encontradlo, lo quiero antes de que llegue el medio día, no quiero volver a estar rodeada de tanta escoria.

--¿Alguna preferencia?

Miró al chico que acababa de hablar, Grey, el más veterano de todos, alargó su mano hasta su rostro y acarició el mismo para decirle:

--Procura que Jake vuelva a mí Grey, o quizás seas tú el que no regrese, ¿he hablado claro?

--Diría que trasparente.-escuchó que murmuraba Érida, la vio alejarse por una de las calles y la siguió unos instantes hasta que se perdió por completo.

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